ADÁN Y LA COSTILLA ‘PERDIDA’
Este
artículo es sobre un relato hallado en ‘Respuestas en Génesis’, que
deseo compartirles por lo curioso e instructivo que resulta, y que
concluye con mis comentarios personales:
‘En
Mayo del 1999, un inesperado impacto frontal contra un tanque de
combustible completamente lleno, a velocidades de vértigo por la
autopista, casi a 180 Km/h me obligó a vivir una experiencia que a
nadie le deseo. La sorpresa fue haber sobrevivido a ello, al igual que
mi hija Lisa, entonces con 11 años, quien milagrosamente escapó ilesa;
claramente, Dios tenía otros planes para mí.
Durante
los 5 meses y medio en el hospital, y durante años después, sufrí una
serie de operaciones para reconstruir varias partes de mi cuerpo,
especialmente los huesos de mi cara. Como resultado directo del
accidente, tuve un total de 55 sesiones de cirugía bajo anestesia
general; aunque la mayoría no involucró extracción de costilla.
Estas
operaciones a menudo requirieron usar mis propios huesos para hacer
injertos. Yo notaba que el cirujano plástico siempre volvía al lado
derecho de mis costillas, de hecho a través de la misma cicatriz
horizontal, para tomar más, con vista a la reconstrucción. Un día le
pregunté por qué nunca se le agotaba el hueso. Me miró vagamente y me
explicó que él y su equipo extraían la costilla entera cada vez. ‘Dejamos el periostio intacto, así que normalmente la costilla crece de nuevo.’ El ‘periostio‘ es una membrana fibrosa pegada a los huesos, que sirve para su nutrición… y renovación.
A
pesar del hecho de haber sido entrenado y de haber practicado como
médico, estaba intrigado; nunca antes me había dado cuenta de eso. El
periostio (el significado literal es ‘alrededor del hueso’) es la membrana que lo cubre; la razón por la que se te queda ‘algo‘ entre los dientes cuando muerdes un muslo de pollo, por ejemplo. Contiene unas células llamadas ‘osteoblastos‘,
productoras de la sustancia ósea, que regeneran el hueso. Sobre todo en
los jóvenes, el periostio de la costilla tiene la admirable capacidad
de regenerar hueso, quizás más que cualquier otro del cuerpo.
Los
cirujanos toráxicos extraen costillas de forma rutinaria, y estas
vuelven a crecer, por completo o en parte. Depende del cuidado con el
que es extraída; necesita ser ‘pelada‘ de su periostio para dejar
la membrana lo más intacta posible. Una razón importante por la que la
costilla es ideal para la regeneración, es que los músculos
intercostales ligados a ella le proveen un flujo de sangre. Cuando oí al
cirujano, pensé de inmediato: ‘¡qué bien, Adán no tuvo que andar por ahí con un defecto!’ En Génesis 2:21, refiriéndose a la creación de Eva, leemos:
‘Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo
sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró
la carne en su lugar.’
Sorprendentemente,
muchos crecen creyendo que el hombre tiene una costilla menos que la
mujer. Tienen el mismo número, por supuesto. Algunos anti-creacionistas
han usado el hecho de que a los hombres no les falta ninguna costilla
para burlarse de un Génesis literal.
Antes de mi accidente, si alguien me preguntaba sobre esto yo le respondía algo así:
‘Si
su padre perdió su dedo en una sierra circular, ¿esperaría usted que
todos sus hijos tuvieran un dedo menos? ¿O todos sus hijos, pero no sus
hijas? Claro que no. Las instrucciones del ADN que son pasadas de un
padre a un hijo van en forma de código, como un escrito; remover una
costilla (o un dedo) no cambiaría las instrucciones en el código, así
que toda su descendencia tendrá todas sus costillas (o dedos).’
Mientras
todo eso es verdad y pertinente, esta información sobre la regeneración
de las costillas añade una nueva y fascinante dimensión. Dios diseñó la
costilla junto con el periostio y los osteoblastos contenidos en
ella: los encargados de su regeneración, pues la célula ósea, como el
resto de las células del cuerpo, envejece y necesita ser renovada
continuamente. Él sabía con seguridad cómo extraer una costilla de
manera que creciera de nuevo, justo como las costillas lo hacen hoy; sin
requerir ningún tipo de milagro especial, pues el milagro ya fue
manifiesto en el origen de la ‘creación’ del hombre.
Mi Comentario:
¿Por qué no hizo a la mujer de la misma forma que al hombre, del polvo?
La respuesta es obvia: Para que todos, hombres y mujeres, fuéramos
descendientes de Adán, incluso Eva, la madre de la humanidad.
El
poder y sabiduría de Dios se ratifica en toda la Naturaleza; pero si
nos circunscribimos a la vida animal, esta evidencia se palpa desde el
enigma de la concepción: un espermatozoide fecunda un óvulo y
automáticamente se inicia un proceso mágico de diferenciación de la
célula; la apertura de operaciones extremadamente complejas, responderán
al diseño de condiciones exigidas a cada futuro órgano de la precisa
maquinaria que constituye al ser vivo. Y es infalible, pues cada ser
humano y cada animal, marino o terrestre, ya sea insecto, cuadrúpedo,
reptil o ave, tendrá su propia complejidad… ¡y nunca serán compatibles
fuera de cada especie! ¿No es un clarísimo ejemplo de diseño autonómico?
Con
respecto al embrión de hombre, lo que será hueso, primero deviene en
tejido óseo y lo que será carne, se convierte en tejido muscular. Su
cuerpo tendrá funciones de todo tipo, ‘dirigidas’ por un cerebro
mediante un complicado entramado de nervios y conexiones micro
eléctricas muy variadas: los minúsculos, pero maravillosos circuitos
neuronales.
Para que sea perfecto, es necesario que el futuro ‘software’ de la máquina extraordinaria que resultará al final, se subdivida en dos: el sistema nervioso central,
con todas las ramificaciones necesarias desde el eje del cuerpo que es
la columna, y el sistema periférico que controlará el pensamiento, la
digestión, señales de hambre, de dolor, la inteligencia, etc. Además, si
el nuevo ente biológico será bípedo, precisará un elemento regulador
del equilibrio; y el Creador entonces le dota del cerebelo, que cumplirá
esas funciones.
También diseñó y creó el resto de órganos que conforman el ‘atlas humano’. Es obvio que ‘calculó’
la energía necesaria y la corrección precisa ante el inexorable
desgaste celular por oxidación, a partir del momento en que el embrión
se desarrolla, llega a su edad adulta y muere. Pero quizás la mayor
maravilla de esta creación, sea la gigantesca cadena de ADN de la que dispone todo ser vivo; tan inmensamente compleja y larga, que fue preciso ‘codificarla’
inteligentemente, de forma que todas las órdenes hagan su aparición en
el justo momento y escogiendo el órgano preciso entre muchos con los
que cuenta el ser humano.
¿Más,
cómo podrá el feto de sólo unos centímetros, llegar a adquirir una
estatura superior al metro cincuenta y los 50-100 kilogramos que
alcanzará más tarde, en su edad adulta?
¿No les parece que todo resulta muy complejo como para que la teoría de la evolución, que defiende un ADN casuístico
logre conseguir tales resultados? A mi inteligencia, de coeficiente
normalito, le resulta imposible aceptar esa respuesta. ¿Y a la suya?
No lo dude; somos un objeto de creación: fuimos diseñados, calculados y ‘creados’. Nos lo dice el propio Creador. ¿Es que no les resulta esta solución la más confiable?
El
periostio le permitió a Adán recobrar su costilla y tener su caja
toráxica perfecta; hasta su muerte, dispuso del mismo costillar que
nosotros poseemos hoy en día.
El
milagro especial fue la creación de Eva a partir del hueso y la carne.
¿Por qué de esta manera, por qué no directamente del polvo de la tierra,
como el primer mortal?… Para que todos nosotros, incluyendo a
Eva, estemos relacionados con Adán. De esta forma los millones de
mujeres de la actualidad pueden sentirse identificadas directamente con
él y, por supuesto con el postrero, que vendrá a buscar a todos aquellos
que le hayan sido fieles: Cristo Jesús, para que disfruten junto a Él
de Su reino eterno.
‘Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante.’ (1ª Co 15:45)
Podemos tener órganos más chicos o más grandes, pero desde luego que a nadie le falta nada; mucho menos, una costilla.